La tragedia griega es un género teatral que nació justamente en la Grecia Antigua y cuya principal inspiración han sido los ritos y las representaciones sagradas, propias de la mencionada cultura, en tanto, Esquilo, dramaturgo griego , que vivió entre los años 525 y 456 A.C., está considerado por la historia como el primer gran referente de la misma y también como el responsable de introducir en el género importantes innovaciones, tal es el caso de: mejoras técnicas y escenográficas, introduce el segundo actor en escena, hecho que independiza el diálogo con el coro y en el final sustituye la violencia por la persuasión.
Esquilo nació en Eleusis, en el seno de una acomodada familia de terratenientes.
Sus inclinaciones literarias estuvieron acompañadas por una activa carrera militar, ya que lucharía en las guerras contra los persas, aún más, muchas de sus creaciones literarias estuvieron impregnadas de historias realmente vividas durante los enfrentamientos en los que participó, como ser: Los persas, Los siete contra Tebas, entre otros.
Parte del mito de prometeo.
La obra de Esquilo fue prolífica, aunque, lamentablemente, solamente se han conservado completas siete obras.
Cabe destacar, que sus tragedias se distinguieron especialmente por la presentación del sufrimiento humano,
el cual será el que conduce al personaje más importante al
conocimiento; en la mayoría de los casos, el sufrimiento es el resultado
directo o indirecto de alguna mala acción que lleva a la desgracia a
los protagonistas. También, la política no está ausente, muchas de sus
obras presentan elementos políticos como consecuencia que Esquilo era un
hombre sumamente interesado en la vida política de su polis.
Fiel consultor del oráculo, poco antes de su fallecimiento, éste le
vaticinó que moriría aplastado por una casa, entonces, decidió dejar la
ciudad. Sin embargo, al poco tiempo moriría de algo sumamente alejado:
por el golpe del caparazón de una tortuga en su cabeza.
Tuvo un hijo, Euforión, que también siguió sus pasos en la tragedia griega.
Entre sus obras más notables se destacan Los Suplicantes, Orestíada y Prometeo encadenado.
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