Nació en una familia sencilla e
humilde, lo cual le causo algunos problemas para poder iniciar sus estudios. Su
mecenas le permitió viajar y estudiar, entre otras cosas literatura y retórica.
Su formación juvenil se inició en Mantua, continuó en Cremona y Milán y culminó
en Roma, donde se ejercitó en retórica.
En Roma entró en contacto con lo
que quedaba de la escuela de los poetas neotéricos, cuya influencia recibió,
muy especialmente de Catulo. En contacto con estos poetas se abrió a la
influencia de la poesía alejandrina, que fue decisiva en su periodo juvenil.
Aunque inició una carrera de
abogado en Roma para satisfacer los deseos de su padre, renunció a cualquier
intento de dedicación a la política y se retiró a Nápoles, quizá en el año 49aC
para estudiar filosofía epicúrea con Sirón.
En el 41aC, tras la batalla de
Filipos, Octavio expropió determinadas fincas de Italia para fundar colonias de
soldados veteranos. Entre ellas estaban las tierras próximas a Mantua que
pertenecían al padre de Virgilio, que quedó sin medios de subsistencia y fue a
vivir con su hijo en Nápones.
Por esas mismas fechas, conoció a
Horacio, con quien trabó una estrecha relación personal y estética. Cuando
Virgilio empezó a ser reconocido tras la publicación de sus Bucólicas, fue
captado por Mecenas para su círculo poético, con el que pretendía captar la
causa de Augusto a los intelectuales más destacados del momento. Gracias su
ayuda y la de Agusto alcanzó una posición económica acomodada que le permitió
en todo momento dedicarse exclusivamente a la práctica de su arte.
En el año 19 adC emprendió un viaje a Grecia y Asia que fue proyectado con una duración de tres años. El propósito era profundizar sus conocimientos de filosofía. En Atenas se encontró con augusto, que lo convenció de que volviera a Roma. En el viaje de vuelta enfermó y murió al llegar a Brundisium. Su cadáver fue trasladado hasta Nápoles.
La eneida es una de sus obras más importantes que se adjunta para realizar la lectura si así se desea.
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